Tal vez el nombre de esta trilogía no nos parezca familiar, pero si nombramos a La Brújula Dorada es más probable que recordemos el film que popularizó al primer libro de esta saga: Luces del Norte. Una vez más nos volvemos a encontrar con el recurso de los universos paralelos. La historia inicia en Oxford-Inglaterra pero en la versión perteneciente a un universo alternativo que si bien mantiene una gran similitud con nuestra realidad, también presenta diferencias que resaltan a la vista.
Por ejemplo: las almas humanas se materializan en forma de animales llamados daimonion; existen artefactos mágicos similares a los oráculos; los osos polares hablan y son guerreros que portan armaduras; y tal vez el elemento más interesante: se ha descubierto (científicamente) partículas elementales a las que llaman Polvo, que son capaces de viajar de universo en universo y aparentemente son el origen de la existencia, una analogía de la materia oscura.
A pesar de que la historia tiene una ambientación victoriana y la tecnología no ha avanzado por sobre la máquina de vapor, existen elementos de ciencia ficción como dirigibles de tamaño colosal y extrañas máquinas capaces de cortar el vínculo entre los niños y sus daimonion. Por las avances tecnológicos anacrónicos esta novela muestra rasgos del steampunk, un subgenero de la ciencia ficción ambientado en la era del vapor y que puede interactuar con la fantasía.
No podría pasar por alto el escándalo que generó esta novela en la comunidad cristiana especialmente en Estados Unidos, a pesar de tratarse de literatura infantil, su contenido tiene un fuerte mensaje anti teista que disgustó a más de un líder religioso al ir en contra de la institucionalidad de la Iglesia Católica y hacer planteamientos agnósticos. Aquí vemos una razón más por la que la fantasía no debe ser tomada a la ligera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario