J.R.R. Tolkien es sin duda el autor más representativo de la fantasía épica, su universo es extenso y combina los ingredientes de la fantasía de una manera brillante. La Tierra Media nos ofrece escenarios magistrales, personajes sólidamente construidos, artefactos mágicos con poderes incalculables y una serie de razas y criaturas muy bien adaptadas al universo tolkiano.
La magia está a cada momento y adquiere una interminable variedad de formas, desde un pequeño anillo de poder, hasta la mística resurrección de un mago gris en un mago blanco. El contenido espiritual y los simbolismos de esta novela son tan fuertes que son capaces de hacernos cuestionar profundamente: ¿es la fantasía parte de la realidad? o ¿es la realidad parte de la fantasía?
Tolkien no escatima al momento de utilizar la magia, el universo real está tan bien estructurado que es capaz de soportar toneladas de fantasía. Si bien la trama principal trata sobre una guerra por la supervivencia de las razas en la Tierra Media, el verdadero sentido de esta novela es netamente espiritual, pues entre la magia y la fantasía están muy bien mimetizados mensajes sobre la unidad, el honor, el perdón y la verdadera valía del ser humano capaz de sobreponerse a la corrupción del poder.
La fantasía épica escrita desde la perspectiva de Tolkien, nos permite crear universos sólidos capaces de impactar con fuerza en el espíritu del lector. Para escribir así es necesario cultivar nuestra espiritualidad para poder formular enunciados potentes que ayuden al público a abrir su mente y elevar su conciencia.
La fantasía épica escrita desde la perspectiva de Tolkien, nos permite crear universos sólidos capaces de impactar con fuerza en el espíritu del lector. Para escribir así es necesario cultivar nuestra espiritualidad para poder formular enunciados potentes que ayuden al público a abrir su mente y elevar su conciencia.
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