En esta ocasión el universo que analizaremos pertenece al famoso videojuego de la consola Play Station: "Final Fantasy VII". Sus creadores, el equipo de Squaresoft han sabido encontrar la fórmula para equilibrar la realidad, la fantasía y la ciencia ficción. Para comprender cómo consiguieron esta compleja mezcla sin sacrificar la credibilidad del universo es necesario estudiar a fondo el argumento del juego.
La historia trata sobre un grupo de rebeldes ecologistas que luchan para detener la explotación de la energía Mako, una fuerza vital que fluye por el planeta y da vida a todas las criaturas que lo habitan, incluyendo un grupo de seres mitológicos que pueden ser invocados cuando los personajes están en aprietos. La empresa Shinra ha encontrado la forma de convertir este flujo vital en energía eléctrica mediante unos sofisticados reactores, sin embargo, el uso desmedido de esta energía está ocasionado que el planeta muera lentamente.
En este contexto, nos encontramos con un universo que tiene dos facetas, una espiritual que evidencia el estrecho vínculo entre la tierra y el ser humano y su capacidad para canalizar la energía vital para convertirla en magia. Y paralelamente plantea una sociedad desarrollada tecnológicamente donde podemos encontrar una serie de elementos futuristas como motocicletas ultramodernas, naves espaciales, robots, espadas de última tecnología, prótesis mecánicas, cañones láser, entre otros.
El universo de Final Fantasy es tal vez uno de los más extensos y versátiles que podremos explorar, la ciencia ficción fantástica nos abre un menú de tantas posibilidades que el rato menos imaginado nos veremos interactuando con elementos incompatibles como por ejemplo un vampiro, un ave fénix y un robot futurista al puro estilo robotech. Si hay algo valioso que rescatar de este universo, es el acertado simbolismo que utiliza para representar el daño que el extractivismo ocasiona a nuestro planeta, estos elementos hacen que el jugador transfiera su realidad al juego para que así pueda soportar la sobrecarga de ficción.
La ciencia ficción fantástica es una interesante forma de plantear un nuevo esquema donde los ejes de la ficción: magia y ciencia, no están contrapuestos, sino que son parte de un mismo eje curvo que gira como un espiral.
La historia trata sobre un grupo de rebeldes ecologistas que luchan para detener la explotación de la energía Mako, una fuerza vital que fluye por el planeta y da vida a todas las criaturas que lo habitan, incluyendo un grupo de seres mitológicos que pueden ser invocados cuando los personajes están en aprietos. La empresa Shinra ha encontrado la forma de convertir este flujo vital en energía eléctrica mediante unos sofisticados reactores, sin embargo, el uso desmedido de esta energía está ocasionado que el planeta muera lentamente.
En este contexto, nos encontramos con un universo que tiene dos facetas, una espiritual que evidencia el estrecho vínculo entre la tierra y el ser humano y su capacidad para canalizar la energía vital para convertirla en magia. Y paralelamente plantea una sociedad desarrollada tecnológicamente donde podemos encontrar una serie de elementos futuristas como motocicletas ultramodernas, naves espaciales, robots, espadas de última tecnología, prótesis mecánicas, cañones láser, entre otros.
El universo de Final Fantasy es tal vez uno de los más extensos y versátiles que podremos explorar, la ciencia ficción fantástica nos abre un menú de tantas posibilidades que el rato menos imaginado nos veremos interactuando con elementos incompatibles como por ejemplo un vampiro, un ave fénix y un robot futurista al puro estilo robotech. Si hay algo valioso que rescatar de este universo, es el acertado simbolismo que utiliza para representar el daño que el extractivismo ocasiona a nuestro planeta, estos elementos hacen que el jugador transfiera su realidad al juego para que así pueda soportar la sobrecarga de ficción.
La ciencia ficción fantástica es una interesante forma de plantear un nuevo esquema donde los ejes de la ficción: magia y ciencia, no están contrapuestos, sino que son parte de un mismo eje curvo que gira como un espiral.
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